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Cambio climático

El cambio climático tiene que ver con un cambio del clima que se atribuye directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera del planeta y que se añade a la variabilidad natural del clima observada en períodos de tiempo comparables.

Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y afecta a todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etcétera. Son debidos a causas naturales y, en los últimos siglos, también a la acción humana.

Hasta nuestros días, los cambios en el clima mundial se habían producido, durante siglos o milenios, de forma natural, debidos a la deriva continental, a diversos ciclos ecológicos, a variaciones en la energía solar o a la actividad volcánica. El clima de la Tierra nunca ha sido estático. Como consecuencia de alteraciones en el balance energético, está sometido a variaciones en todas las escalas temporales, desde decenios a miles y millones de años. Entre las variaciones climáticas más destacables que se han producido a lo largo de la historia de la Tierra, figura el ciclo, de períodos glaciares, de unos 100.000 años de duración, seguidos de períodos interglaciares.

Amanecer.Huelva.Mayo2012.BirdingCanarias

Hoy día, la influencia del ser humano ha alcanzado una escala mundial, reflejo del rápido incremento de la población, del consumo de energía, de la intensidad de uso de la tierra, del comercio, de los viajes internacionales y de otras actividades humanas, siendo atribuible a las actividades humanas la mayor parte del calentamiento en los últimos 50 años.

A causa de los efectos retardados sobre el sistema climático, las emisiones del pasado producirán un aumento adicional de la temperatura durante el siglo 21 y, además, se espera que las emisiones sigan incrementándose en las próximas décadas. En consecuencia, se prevé que para el año 2100 las temperaturas aumenten en el mundo entre 1,4 y 5,8° C (con respecto a las temperaturas de 1990) y entre 2,0 y 6,3° C en Europa.

Hay que conseguir que el cambio climático se desacelere y, en último término, se detenga. Sobre la base del segundo informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC), el Consejo de Ministros de la UE afirmó en 1996 que consideraba “que las temperaturas medias mundiales no deberían sobrepasar en más de 2 ºC las temperaturas preindustriales”.

Marruecos sur

El cambio climático en Canarias y el noroeste de África

En Canarias se reúnen una serie de factores que caracterizan una situación específica en relación con el cambio climático:

  • Biodiversidad. La enorme riqueza biológica del archipiélago puede sufrir un severo impacto por causa del cambio climático. En este sentido, la insularidad y la discontinuidad de territorios de superficie limitada, supone una mayor fragilidad y dificultad de adaptación de los ecosistemas.
  • Geografía y clima. La insularidad también comporta una mayor proporción de costas y, con ello, una afección mayor por la subida del nivel del mar. Por otra parte, la insularidad, las características orográficas y el régimen de vientos alisios provocan una fragmentación de climas que, para determinar los escenarios del cambio climático en Canarias y poder analizar los probables efectos sobre el medio ambiente, la sociedad y la económica de las Islas, se exige un nivel de análisis notablemente detallado, que requiere un tremendo esfuerzo científico y técnico.

Que es la fenología

Según el IV informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) las islas pequeñas son especialmente sensibles al cambio climático:

El aumento del nivel del mar intensificaría las inundaciones, las mareas de tempestad, la erosión y otros fenómenos costeros peligrosos, que amenazarían con ello la infraestructura vital, los asentamientos y las instalaciones de cuya subsistencia dependen las comunidades insulares.

El deterioro de las condiciones costeras, por ejemplo por erosión de las playas o decoloración de los colares, afectaría a los recursos locales.

Hasta mediados de siglo, el cambio climático reduciría los recursos hídricos en gran número de islas pequeñas, por ejemplo en el Caribe y en el Pacífico, hasta el punto de que aquellos serían insuficientes para cubrir la demanda en los periodos de escasa precipitación.

Catalina Garcia

Con el aumento de las temperaturas aumentarían las invasiones de especies invasoras, particularmente en las islas de latitudes medias y altas.

  • Energía y agua. Aunque se dan circunstancias favorables para la producción de determinadas energías renovables (eólica, solar, fotovoltaica), hay carencia o escasa presencia de otras (hidráulica), al tiempo que dificultad y menor seguridad de suministro inherente al aislamiento y reducida dimensión de los sistemas eléctricos insulares. La dependencia energética aumenta notablemente por la necesidad de producción industrial de agua para abastecimiento de la población. Esta dependencia se restringe a una sola fuente de energía (el petróleo), estando pendiente de instalación el gas.
  • Actividad económica dominante. El turismo puede verse sensiblemente afectado por el cambio climático tanto en origen (desvío a otros destinos, encarecimiento del transporte aéreo) como en destino (afección por la subida del nivel del mar, por el aumento de temperaturas, por el aumento de inestabilidad climática y del riesgo de fenómenos meteorológicos extremos y por la pérdida de biodiversidad y calidad paisajística).
  • Lejanía. La situación ultraperiférica del archipiélago comporta una necesidad adicional de transporte a distancias medias y grandes, que exige una mayor generación de viajes y de emisión de gases de efecto invernadero. La situación se agrava por la predominancia de la actividad turística.
  • Cercanía al continente africano. Los efectos del cambio climático serán especialmente graves en los países en desarrollo, en general, y en África, en particular. Ello supone una especial responsabilidad para Canarias, además de ser susceptible de provocar, entre otras graves consecuencias como migraciones climáticas masivas.
  • Territorio. La densidad poblacional, la concentración de la población en las plataformas costeras y el sistema territorial disperso, generan una mayor demanda de movilidad, basada mayoritariamente en el transporte privado, que es el otro gran factor, junto con el de la energía que provoca en Canarias, la práctica totalidad de las emisiones de gases de efecto invernadero. Coinciden, por tanto, los objetivos de un desarrollo territorial sostenible con los objetivos de la lucha contra cambio climático.

Nuestra tasa de emisión de gases de efecto invernadero per cápita es inferior a la media estatal, en buena parte debido a la escasa dimensión de nuestro sector industrial. El incremento de emisión de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2005, en Canarias, es también sensiblemente inferior al incremento estatal en el mismo período, pero ambos están muy por encima del límite establecido por el Protocolo de Kioto, por lo que nuestra respuesta a la reducción de emisiones tendrá que ser particularmente contundente.

El cambio climático nos afecta a todos.

El impacto potencial del cambio climático es enorme, con predicciones de falta de agua potable, grandes cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor. En definitiva, el cambio climático no es un fenómeno sólo ambiental sino de profundas consecuencias económicas y sociales. Los países más pobres, que están peor preparados para enfrentar cambios rápidos, serán los que sufrirán las peores consecuencias.

Efectos del cambio climático

Nuestra biodiversidad en peligro

La fauna y flora silvestres y la diversidad biológica, ya amenazadas por la destrucción del hábitat y otras presiones antropógenas se enfrentarán a nuevos retos debido al cambio climático. Muchos ecosistemas ya están respondiendo a la elevación de las temperaturas avanzando hacia los polos y escalando laderas de montañas. Algunas especies no sobrevivirán a la transición y entre el 20 y 30% de las especies probablemente se enfrenten a un aumento del peligro de extinción.

Un aumento de las temperaturas de 3 grados centígrados durante el presente siglo tendría consecuencias muy negativas para los ecosistemas de la diversidad biológica que producen bienes y servicios esenciales, como el agua y los alimentos.

Cuando las temperaturas son más cálidas, los fenómenos característicos de la primavera ocurren mucho antes, como el aumento de las escorrentías y la descarga máxima en muchos ríos alimentados por glaciares y nieve, la de la vegetación «verdea» antes y los pájaros migran y ponen sus huevos antes de lo habitual. Se ha observado también que un mayor número de especies animales y vegetales han migrado hacia latitudes más altas.

Se predice la extinción de animales y plantas, ya que los hábitats cambiarán tan rápido que muchas especies no se podrán adaptar a tiempo.

Los océanos experimentarán también temperaturas más altas, que tendrán repercusiones para la vida marina. Durante los últimos cuatro decenios, por ejemplo, el placton del Atlántico norte ha emigrado hacia los polos en 10 grados de latitud. De igual modo, la acidificación de los océanos a medida que absorban más dióxido de carbono causará daños a la capacidad de formación de las conchas o esqueletos de los corales, los caracoles marinos y otras especies.

Vertedero

Amenazas a la salud

La Organización Mundial de la Salud ha advertido que la salud de millones de personas podría verse amenazada por el aumento de la malaria, la desnutrición y las enfermedades transmitidas por el agua.

El cambio climático alterará cada vez más la distribución de los mosquitos que causan el paludismo y otros vectores de enfermedades infecciosas influirán en la distribución de algunos tipos de polen que causan alergias. Además, aumentarán los riesgos de que se produzcan olas de calor. Por el contrario, se producirán menos defunciones debidas al frío. Ya se han empezado a detectar brotes de enfermedades tropicales en el continente europeo.